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Flöki, Queen,Tobi, Doga, Pobre, Fosca, Lisa, Nico - Compartiendo Lo Aprendido

¡Hola! Mi nombre es Patricia y Eva ha cuidado de mis animales desde que empezó a ejercer en Chiva, en su clínica de la Placica Vieja.

Por aquel entonces yo tenía a Queen, una cocker pelirroja con mucho carácter que tenía la trufa muy reseca y estaba muy delgadita. 

A Eva yo la conocía del colegio, de la calle y de haber estado con ella en el Grupo Scout de Chiva. La perdí de vista cuando se fue a Zaragoza a estudiar pero guardaba de ella recuerdos muy bonitos y cálidos. Entonces supe que se había quedado la clínica veterinaria del pueblo y decidí llevarle a mi perrita.

Queen tenía leishmaniasis, me dijo Eva, y había que pincharle a diario, darle unas pastillas y llevársela a menudo para hacerle analíticas. 

Y así me reencontré con Eva, entre analíticas y tratamientos.

Recuerdo tanto el cariño con el que trató a mi perrita como el que me prodigó a mí para enseñarme cómo poner inyecciones subcutáneas. Nunca lo he olvidado y he procurado hacerlo siempre con su misma suavidad y psicología.

Eva tiene un don especial, una empatía natural que transmite mucha paz y que le olió mi perra desde el momento de conocerla. 

Eva le sacaba sangre a mi perra, una cocker, sin ponerle bozal y sin que nadie la tuviera que sujetar. El animal estaba totalmente tranquilo siempre que íbamos a la clínica.

Después de Queen vinieron muchos más: Tobi, Doga, Pobre, Fosca, Lisa y, el último perro, Nico. Excepto Fosca, todos recogidos y con una amplia gama de traumas por abandono y maltrato. 

Recuerdo también a Eva diciéndome en su clínica que los animales sienten cómo se encuentran sus humanos y que son capaces de somatizar nuestros pesares así como también vivir nuestra alegría. También me decía que hablara con mis perros, que la comunicación con ellos iba más allá de los juegos y las caricias. 

He ido a varios veterinarios (viví fuera de Chiva muchos años) pero en ninguna otra clínica trataron conmigo y con mis perros de una manera tan integrativa a como lo hacía Eva. Por eso ella siempre ha sido mi veterinaria de cabecera. En su consulta te ponías bien tú y tus perros.

Ya no tengo perros pero sí un gato que vive con mis padres y mi hermana. El gato, Flóki, es muy nervioso y mis padres muy mayores y muy sensibles. 

Como en casa de mis padres andaban gato y personas muy estresados haciendo el acoplamiento, hablé con Eva para que nos dijese de qué manera lo podíamos hacer mejor. Fue a casa de mis padres, vio a Flóki y les dio unos cuantos consejos respecto a comportamientos y alimentación con la serenidad que la caracteriza. Y, después de eso, la vida de todos comenzó a discurrir con más normalidad. 

Sé a ciencia cierta que sin la humanidad de Eva la vida de mis animales hubiera tenido peor calidad y ,desde aquí, le doy las gracias por toda su ciencia y todo su cariño.







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