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Aprendiendo a hablar "perro" para convivir y crecer junto a nuestro cachorro




Nuestros compañeros animales nos muestran con sus actos y su vínculo emocional, que, aunque también seamos jerárquicos por naturaleza, somos seres sociales cooperativos diseñados para interactuar y vincularnos entre nosotros. 
Que necesitamos acariciar y ser acariciados, sonreír, jugar, expresar nuestras emociones. Que podemos re-aprender a respetarnos. 
Nos recuerdan que somos seres sociales.

Tantas veces decidimos "adquirir" un cachorrito, bien comprándolo o bien adoptándolo desde un refugio. Podemos hacerlo bajo un análisis profundo de sus requerimientos y nuestras posibilidades. Pero también lo hacemos únicamente pensando en la ilusión que nos hace tenerlo. O lo que es aún menos consciente, presentándolo a nuestros hijos como un regalo porque "quieren un perrito" cuando esos niños no son (y muchas veces como adultos nosotros tampoco lo somos) aún conscientes de que los animales son seres vivos y no objetos.

Y tampoco somos realmente conscientes de que sobre ellos, además de una relación de cuidado, cariño y atención que implica tiempo, paciencia e inversión económica (tristemente hoy en día tener un animal es un lujo), también (y sobre todo) se va a establecer, desde la responsabilidad, un vínculo afectivo recíproco.

Para muchas personas hoy en día, en esta "sociedad tan profundamente enferma", como decía Jidu Krishnamurti, en la que aislamiento psicosocial es el "solo por hoy" de tantos y tantos seres humanos que sufren y sobreviven a duras penas, los animales son en muchas ocasiones la única conexión con el cariño que nos ofrece la unión profunda a otro ser.
A nuestro prójimo.

En mi experiencia clínica, he ido adquiriendo aprendizajes gracias a mis pacientes y a los humanos que componen su núcleo familiar o a los que han sido sus casas de acogida o cuidadores en refugios y perreras.

Me han enseñado en la clínica diaria, que trabajar con largas "primeras visitas" de explicación sobre el comportamiento "psicobiológico" y "neuroemocional" de esos pequeños que llegan como pacientes, es esencial para prevenir problemas posteriores.
 Pero también, y tristemente cómo no poner estas herramientas en práctica, hace que la disfunción en los núcleos familiares aboque al fracaso en la adopción, a la enfermedad conductual y física e incluso al abandono y la eutanasia de aquellos animales que no consiguen adaptarse.

En numerosas ocasiones,lo he plasmado por escrito, pero (lamentablemente) de mí sólo suelen salir complejos tecnicismos que he ido aprendiendo desde la Etología Clínica, que no sé si logran transmitir realmente y de un modo sencillo, aquello que deseo comunicar, pues va mucho más allá de unas pautas y consejos sobre educación.

Por ello, he sentido que para transmitir, me acojo a la "unicidad" (tan distinta de la uniformidad) y  confiando en una de mis mayores capacidades -que es observar las capacidades de los demás- voy a describir únicamente las cuestiones humanas que siento intervienen en la clínica y expresan síntomas, en las conocidas como "patologías del comportamiento" y "patologías derivadas del estrés".

Quisiera sea el apoyo de dos personas y profesionales maravillosas (Elena Dogsanimal y Silvia GEDVA), con un trabajo impecable, las que mediante sus artículos y consejos, expresen pedagógica y sencillamente, aquello que puede producir alteraciones en la adquisición de aprendizajes en animales cuyos Sistema Nervioso Central y sus implicaciones sobre el Sistema Nervioso Neurovegetativo aún está sin formar en esas etapas tempranas en las que los cachorros suelen aparecer en nuestras vidas.
Y que lo expresen, además, no desde la patología o enfermedad, sino desde cómo precisamente evitar que ésta se dé.
Para acceder a esos enlaces, sólo habéis de hacer clik encima de los enlaces que aparecen en verde en el texto. ¡Así de sencillo!

Cuestiones como:
¿Estamos preparados para adoptar un cachorro? ¿Hasta dónde conocemos nuestro núcleo familiar?
¿Vamos a poder trabajar "en equipo" observando a nuestro nuevo compañero cachorro como un miembro más con sus propias necesidades y requerimientos, dándole la importancia que realmente tiene al aprendizaje y adquisición de hábitos?
¿Cuánto tiempo tengo para dedicarle? ¿Cuánto tiempo tiene el resto de componentes de la familia? ¿Hay animales en ella? ¿Conozco cómo debo actuar para introducir un nuevo miembro de la familia al resto de miembros de otras especies? ¿Voy a cubrir sus necesidades biológicas y afectivas básicas? ¿Somos capaces como familia de EQUILIBRAR el tiempo que vamos a dedicar a nuestro compañero para que aprenda a estar solo pero no se sienta en soledad? ¿Cuál es mi concepto de educación? ¿Conozco realmente qué es lo que necesita un cachorro para crecer sano y feliz?
... nos llevarán a conocer cómo interiorizar y optimizar la educación de nuestro nuevo compañero.

Resolver estas preguntas en sucesivos artículos, nos irá proporcionando herramientas para conocer cuáles son los pasos que debemos dar en nuestro aprendizaje del idioma perruno, mientras ellos aprenden el lenguaje humano, atendiendo a las emociones del núcleo familiar y a sus interacciones.
Y, sobre todo, al espejo que unos hacemos sobre otros al compartir espacio y experiencias.
Para trabajarlas desde nosotros mismos y nuestro propio núcleo familiar.

Os dejo con Danko cuidando de Bass.
Gracias a Conchy, su humana, por permitir la publicación de la imagen.






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