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Caminando el sendero de la comunicación

Cómo explicar el impacto que tiene sobre un veterinario ortodoxo y científico como era yo el adentrarse en la Comunicación Animal y en el hecho que supone abordarla desde la impecabilidad..

Cómo mostrar, en mi caso, la labor que los animales (sostenidos por la Naturaleza y la Tierra) han hecho conmigo y mi salud tras enfermar por no escucharme y encerrarme en mi mente, enfermando mi cuerpo, y casi morir en el intento.. 
La Gratitud, el Respeto, la Honorabilidad que supone para mí haber podido recordar cómo escucharles y desde ahí recuperar mi vida y mi alegría de vivir y reedificarme.

Cómo mostrar aquello que quiero transmitir sin desnudarme y contar honestamente lo que me ha ido sucediendo para que otros que pasan por situaciones similares a las mías puedan recibir el mensaje que ellos me piden que dé: "todas las respuestas que buscáis en el exterior están en vosotros"..
Siento que sólo puedo transmitirlo contando experiencias que he vivido y que muestran lo que he sentido y lo que ha ocurrido en cada caso, en cada ocasión y cómo me ha ido permitiendo, muchas veces junto al humano del animal, integrar la experiencia como un aprendizaje maravilloso de cómo ser "mi mejor versión".

En ellas, sincera y honestamente relataré aquello que acompañó mi proceso mientras iba despertando a una nueva manera de entender el concepto de realidad y que han hecho que mi conciencia se vaya ampliando y pueda entender, desde lo más profundo de mi ser, cómo todo está interconectado, nos refleja, nos muestra nuestro interior y nos enseña el camino a aquello que hemos de ir trabajando para ser nuestra mejor versión.

Sea esta una manera de acercar a todos los humanos que resonemos en ello a la bendición de recordar el pulso de la Tierra que somos, nuestra naturaleza interna más salvaje y sincera, y la escucha a nuestros propios corazones a través de lo que nuestros compañeros de vida nos enseñan.

Comunicación

Todos podemos comunicar con nuestros animales y ellos, por supuesto, que se comunican con nosotros.. Lo hemos olvidado, pero es un hecho que todos los que convivimos con ellos hemos podido constatar en un momento u otro de nuestras vidas.

Está "científicamente demostrado" que los animales (sean del lugar geográfico que sean) son capaces de aprender cientos de palabras en distintos idiomas, el lenguaje de nuestros gestos (no verbal), detectar nuestras emociones tanto conscientes como inconscientes y también aprender órdenes, rutinas e incluso "trabajar" junto y para nosotros.

Ellos poseen sus propias maneras de comunicarse entre miembros de su misma especie y entre aquellos de especies diferentes, como la humana, por medio de reacciones posturales, señales "de calma", vocalizaciones u otros modos de movimiento de cola, cabeza, orejas... No aprenderlas bien o, lo más común, que los humanos no las sepamos entender, son uno de los motivos de estrés y de debilitamiento del Sistema Inmune y la consecuente aparición de la enfermedad.. Motivos habituales de consulta (alteraciones conductuales, problemas crónicos de piel e intestino -con patologías hormonales asociadas o no-) y también de que "no se adapten bien a su nuevo hogar", que es un motivo bastante importante de abandono o de que acaben en refugios, perreras o casas de acogida.

Pero, además, hay una vía de comunicación desde lo invisible y abstracto, desde el corazón, que nos conecta con la parte más atávica e instintiva de nosotros mismos, removiendo cada uno de nuestros sistemas de creencias si somos capaces de seguir, de profundizar y de confiar.

Puedes trabajar con la telepatía y los aspectos más superficiales de la conexión.
Puedes conectar con los campos mórficos/informativos del animal-humano y entender qué dice a nivel biológico.
Leer "linealmente y desde la razón" aquello que el humano refleja sobre el animal e indicar qué color de mantita ponerle o dónde colocar el arenero, que está muy bien..
Pero hay mucho más..
Cuando ahondas en la Comunicación, vas averiguando que esto es un acto de mucha más profundidad y que para avanzar y crecer como ser humano has de dejar atrás muchas de tus antiguas creencias tanto personales como -en mi caso- médicas, porque lo que los animales nos muestran no es que son unos "hermanos menores" que hemos de cuidar y "salvar", sino unos Maestros excelsos que cuidan de nosotros y a los que nos debemos desde el respeto y la responsabilidad más profundas.

Como veterinaria me he pasado la vida dando consejos sobre lo que es mejor o peor para los animales en función de las demandas del humano que le trae a la clínica..
Mis propios animales se han tenido que adaptar como han podido a mi falta de organización muchas veces. Entiendo perfectamente al que llega a consulta con su propio caos vital.
Empatizas ante muchas cosas, porque esos humanos viven igual que tú, pero te olvidas de ser honesta y hacer las cosas desde el corazón.
Esto es algo que sentí que había de dejar de hacer nada más supe realmente hasta qué punto los animales "tienen su propia opinión" y son nuestros Maestros y que me hace aprender y crecer cada vez que lo practico. Por mucho que ellos acepten cualquier situación porque son puro Amor Incondicional, mi sentimiento es que su voz debe al menos ser escuchada.
El núcleo familiar es un todo y, la mayoría de las veces, el animal, aunque es un miembro más de la familia y se le ama como tal, sufre el estrés que las personas padecemos y la ausencia de tiempo y dedicación que nosotros mismos nos damos. Priorizamos en nosotros, eso creemos, y sólo nos complicamos más la vida.


Vamos "sin tiempo", agotados, corriendo, con mil obligaciones (trabajo, familia, enfermos a nuestro cargo...) y esa misma vorágine afecta a nuestros peludos que reciben constantemente informaciones desde nosotros, muchas veces expresadas desde la incoherencia: gestos y actitudes corporales, las palabras que usamos y tono en nuestra voz, nuestra "energía" al hacer las cosas: prisa e impaciencia, rabia, falta de atención...
Y todo esto hace que nuestros animales muestren signos de estrés, comportamentales y en patologías orgánicas, que ponen de manifiesto que andamos atrapados en el pasado y en el futuro sin vivir el presente, sin darnos cuenta de que la vida se nos pasa pre-ocupándonos en lugar de ocuparnos de vivirla plenamente conscientes (como hacen ellos) de nuestra Existencia.
Si hay un mensaje común en ellos cuando les preguntas qué es lo más importante para ellos es la frase "mi humano"..

En mi caso, he tenido la fortuna de trabajar la mayoría del tiempo en mi pueblo natal, atendiendo a animales de personas que conozco y aprecio desde pequeña, y otras muchas que, por mi carácter cercano, se han abierto a mí sin conocernos antes y se han convertido, incluso, en parte de mi actual familia.
Personas que han venido a la clínica desde distintos lugares geográficos por nuestra metodología pero también por nuestra cercanía como personas y, mientras atendías a su animal, te contaban cómo su madre, anciana, estaba enferma o su hijo había tenido que irse a vivir fuera o su preocupación por el trabajo, en el que estaban despidiendo a mucha gente..
En muchos de esos casos, mientras les atiendes y les escuchas con afecto, observas cómo el animal parece que se encuentra mucho mejor sólo con un poquito de gotero y un reequilibrio en la hidratación, o una exploración en la que vas acariciándole y hablándole con cariño...
Es un dato cualitativo que muchos veterinarios y auxiliares que trabajan desde el corazón han podido apreciar también..
Es algo que mi experiencia me ha mostrado, igual que la correlación entre lo que los humanos de mis pacientes sufrían en sus vidas y los signos clínicos de sus animales (pero esto es algo para otro post)
Cómo algunas personas te dicen que "sólo con verte y que les des un abrazo y les atiendas con una sonrisa" se sienten ellos mismos mejor.
Cuando eres "humana" en el trato, la comunicación fluye y eso ha sido parte importante y gratificante a lo largo de mi experiencia clínica.

Soy un ser humano con muchos defectos, como cualquiera, pero soy una veterinaria "de corazón", alguien que trabaja de manera vocacional, cercana, a quien no le avergüenza (pese a mi timidez para muchas otras cosas) mostrarse afectiva con sus pacientes y los humanos que los acompañan a la consulta.
Esto también ha sido muy importante a la hora de "atreverme" a decir aquello que me ha ido llegando como comunicadora, venciendo el miedo (porque en ocasiones lo he tenido que atravesar) a lo que los humanos del animal en cuestión, las protectoras de animales que los traían o las personas que accedían a la información desde las redes sociales pudieran decir.
Desde aquí también les doy a todos ellos y sus peludos las GRACIAS por otra bendición más en mi vida.

Cuando hice el primer curso de Comunicación Animal con Asi Hidalgo, mi Maestra y ahora hermana del alma, supe que había estado escuchando la voz de los animales desde que tengo uso de razón, que no habían dejado de hablarme mientras ejercía mi trabajo y en mi casa, y que, además, no había sabido reconocer que eran ellos los que me guiaban en tantas y tantas ocasiones.
Tras tantos años y descubrí que muchos de ellos ya se comunicaban conmigo desde el inicio y ni siquiera podía imaginarlo..
Empezando a recordar

Recuerdo (y en esto muchos veterinarios y auxiliares pueden sentirse reflejados) esas ocasiones en las que tienes hospitalizado a un animal.. Está con goteros, tiene unas analíticas y signos que no son muy específicos, está apagado, tiene dolor.. Ves que está de algún modo "yéndose" y que no encuentras la solución ni sabes qué hacer para remediarlo..
Ya te has repasado todos los textos de la bibliografía de tu biblioteca, has hablado con tus compañeros de equipo u otros veterinarios y has repasado todos los artículos de los buscadores de Veterinaria o de Medicina humana o del Google académico sin saber qué más hacer..
Sus humanos están destrozados y no pueden gastar en más pruebas que ni siquiera son concluyentes o, aunque puedan, estas ya no dan información que sirva para revertir el proceso del animal empeorando su situación puesto que hay que manipularlos, moverlos, hacerles extracciones, dolorosas muchas veces, de sangre, médula, tejidos.. O hay que sedarlos y sus condiciones son muy pobres.
Cuántas veces me he visto ante una jaula acariciando a un paciente, concentrada totalmente en ese estado alfa de meditación, totalmente presente, preguntándole "qué tienes, pequeño, qué te pasa" y en  muchas ocasiones he tenido ese "pálpito", ese "apunte" de la inspiración que creía mío y me ha venido qué le dolía, qué prueba hacer, qué añadir al gotero o qué retirar, pensando que era "mío"..
Para nada es así.. Cuánto hay lejos del "yo" cuando hablamos de animales.

Tras 18 años de ejercicio cuando hice mi primer curso de comunicación, supe que la voz interior que escuchaba y que me habla incluso en términos médicos, es una voz conectada a la sabiduría universal, que cada animal me ha hecho llegar en forma de visiones, sentimientos, palabras o pálpitos intuitivos en momentos en los que su vida estaba al límite.. 
¡Bendita humildad la que se practica con ellos, sabios, amorosos Maestros!!

Sea esta la introducción a mi experiencia clínica con la Comunicación Animal.
Quizás no es tan "vistosa" como otras muchas en las que los animales nos hacen elevadas comunicaciones desde una Conciencia infinita, pero creo que a la hora de practicar la Medicina en pequeños animales, es una herramienta muy útil que hace que los procesos de enfermedad de nuestros peludos pasen a ser un aprendizaje vital y un aumento en nuestro nivel de conciencia y que, si eliminamos esas creencias limitantes que hay detrás de todos ellos, no se vuelva a repetir ni en él ni en ninguno de los animales que pasen por nuestras vidas.











Comentarios

  1. Palabras sentidas y paridas desde la humana tan amorosa y sagrada que eres. Tú caminarás como ejemplo entre esa ciencia que abraza el corazón y une de nuevo humanos y animales. Ya lo haces, con cada palabra que escribes, con cada aliento que das. Gracias por atreverte y por ser. Todos ellos y yo misma, te amamos!!

    Asi Hidalgo

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